
Las crónicas de María
Algunos de los relatos compilados en Las crónicas de María son muy pequeños y se desestimaron o fueron olvidados.
Estos se escribieron para recordar con amor la forma sencilla pero eficaz de María de enseñarles valores a sus seres amados.
María y su protagonismo en otros libros
Las crónicas de Maria es un libro de relatos cortos, que fueron narrados por una señora humilde y sencilla, que aprovechaba esos espacios para enseñarles valores a sus seres queridos, en especial a sus hijos. Algunos son mitos de su pueblo natal y otros lugares, vivencias personales o inventados.
María era una humilde mujer que amó a su familia y su afecto fue correspondido por sus hijos y otros familiares.
Así mismo, es un personaje que aparece en los otros libros de mi autoría, publicados por Palibrio, porque ella era un bastión de la familia Rizan:
En el libro Un siglo de Amor Paciente (página 42), único publicado con nombre de pila (María Aurelia Ruiz Sánchez), es la niña que dejó sus zapatos perdidos en un cafetal y su futuro esposo, Chepe, los encontró; y, con el pasar de los años, él llegó a ser el amor de su vida, esposa y madre de sus hijos, adjunto un relato:
“El tiempo pasó y para el año 1937, una linda damita quinceañera. Aunque a Chepe le gustaba mucho, conocía la considerable diferencia de años (catorce) entre ellos, pero eso no sería un abismo insalvable.”
Y llegó a ser adulta mayor y viuda a quien Mara le escribió el acróstico (página 216)
“Para una madre muy especial
Mar de sabiduría y
Amor eterno,
Recuerdas lo bueno de la vida e
Ignoras el dolor que te causó algún día.
¡Ah mamá!
Sabes que esta fue nuestra primera palabra y que
Antes, ahora y mañana
Nosotros tus hijos así te llamaremos.
Conociste las penas al lado de Chepe, pero
Hoy vives muy tranquila.
Entre recuerdos, plantas y muebles que
Zumban al ritmo de los movimientos de nuestra supermamá”.
En el libro denominado Añoranzas, por Carmen Rizan, María es la madre de Joaquín, y, por tanto, aparece en muchas páginas del libro, pero, quiero señalar la conversación del hijo con su madre (página 281).
“Sabe, mamá, en Añoranzas se relata la historia real de mi vida. Se incluyen, con nombres ficticios, hechos dolorosos relacionados con mi esposa y la existencia de su hija. Al principio, no sabía cómo abordarlo; sin embargo, Ann un día me dijo: Hágalo tal como usted lo ha percibido; la verdad es siempre mejor que la mentira porque nos libera.
Inspirado en esas palabras tan sabias, pude abrir el corazón ante mi hermana Mara, la voz narradora de mis recuerdos. Confío en que la historia contada en Añoranzas (dolor por un bien perdido) ayude a muchas personas a superar las pérdidas humanas, materiales, financieras… Además, aspiro a que se constituya en un estímulo para que las familias con un pariente que ha sido víctima de abuso, se procuren terapia individual o de grupo y eviten prolongar un secreto inútil a lo largo de los años.”
“En el Libro Una vida sin pausa ni prisa (Carmen Rizan), María es la madre de Mara y, por tanto, se encuentra en todo el libro ya sea presente u omnisciente, aporto lo siguiente, (página 89),
“De nada le valía gritar porque sus vecinos son sordos. Así las cosas, siguió enfriando paredes y objetos cáusticos y apagando el fuego hasta que regresaron de misa su mamá, María, sus hermanas Mireya y Norma Lidia. Cuando escuchó sus voces diciéndose una a la otra: Huele a humo, les informó: ¡Es mi cuarto! ¡Me lo quemó el ventilador y no he podido llamar a los bomberos!”
Por tanto, vale la pena leer esos relatos, Las crónicas de María, y si es posible leérselos a los niños.
Momentos en la vida de María
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Maria contando cuentos a nietos
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Maria en el Barco Rojo(Crucero)
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Maria en la cocina de la casa
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Maria en su casa
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Maria es abrazada por Manuel
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Maria narra historias a hijas y yerno
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Maria Viuda de Chepe y sus familiares, 80 años
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Joaquín II baila con Maria
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Maria con nieta y nuera
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María 77 años
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María Adulta contempla su jardín
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Maria con tres nietos
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Maria con una nieta.
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Maria con una nuera